Fuego amigo, o todos los fuegos el fuego

Por Fernando Suárez

El caso de la Hidrovía del Paraná es paradigmático. Pero no el único. Una colección de galimatías, falsedades, errores, omisiones deliberadas y desvíos de lo esencial avivan un “fuego amigo” que enciende las acciones de un conjunto de “militantes” de Twitter y WhatsApp. Es un fuego frío, porque apaga el calor de la unidad, el mejor compañerismo de todos los inviernos que comienzan en junio.

Muchos compañeros se conducen ingenuamente y, con expresiones maximalistas, le piden a nuestro nuevo gobierno acciones políticas que no sólo no son las indicadas para la etapa, sino que, muy a menudo se basan sobre datos equivocados, falacias, mala información, etc. y hasta en asertos basados en afirmaciones de rivales y enemigos.
El Estado tiene todos los organismos necesarios para emprender la modernización de la Hidrovía del río Paraná. Ocurre que desde hace algunos años atrás no ejerce correctamente esas funciones. No sólo durante el gobierno de Mauricio Macri, cuya gestión, obviamente, empeoró cuanto se propuso mejorar. Los puertos privatizados, el papel del transporte de bandera paraguaya, las falencias de la Aduana, el hecho de que el contrato que termina se amplió considerablemente durante nuestro anterior gobierno, han pasado a un plano secundario. Las obras de calado y el cobro del peaje parecen ser el centro de la cuestión. Nada más lejos de los problemas centrales, entre los que habría que incluir la falta de agua del Paraná, sus causas y su futuro.
Tampoco parecen registrar nuestros fogosos amigos que desde marzo del pasado año azota al mundo y al país una pandemia cuya capacidad de daño y extensión no conoce parangón desde la mal llamada “gripe española”, que el mundo conoció después de la Primera Guerra Mundial que terminó en 1918: virus más mortal que las armas.
En el plano nacional e internacional se han tomado gran cantidad de medidas y adoptado posiciones que muestran un claro camino. Favorecer el retorno del MAS de Evo Morales en Bolivia, jugarse por la candidatura de Andrés Arauz en Ecuador, saludar el triunfo de Pedro Castillo en Perú. A lo que se sumó la salida del grupo de Lima. El que haya un 99 % de acuerdo en la refinanciación de la deuda privada. La firme negociación de la deuda pública. Freno a la salida desbocada de dólares y fuerte recuperación de reservas. Doble indemnización por despido prorrogada. Impuesto a las grandes fortunas: un éxito -silenciado- con un cumplimiento de más del 80% por parte de los millonarios argentinos. Batería de ayudas para paliar los efectos de la caída del trabajo, tanto en el plano de las familias como el de las empresas que continúan produciendo.
Intervención e investigaciones serias en los Servicios de Inteligencia. Declaración de Servicios Públicos de los sistemas de Comunicación (un tema duramente peleado, aún sin resolver). Control de tarifas. Correcciones “paso a paso” en el Poder Judicial, hasta finalizar el lawfare. Reforma del Código Procesal. En un plazo no muy largo, nombramiento de un nuevo Procurador y modificación de la Corte. Mucho de esto dependerá de los resultados de noviembre.
Mejoras para los jubilados. Ley sobre la interrupción del embarazo. Ordenamiento del conflicto policial en la provincia de Buenos Aires, . desde el Gobierno nacional.
Hay muchos temas que hay que concertar y resolver sobre la marcha, y vamos a presenciar, unas cuantas veces más, avances y retrocesos.
Pero, a pesar de la crisis, se ha podido hasta ahora controlar la Pandemia. Con un esfuerzo gigantesco, desmesurado, de todos aquellos que la enfrentan y a pesar de Irresponsables y oportunistas políticos. No hemos tenido desbordes y el plan de vacunación está por fin en marcha y pronto produciremos nuestras propias vacunas.
Hay muchas asignaturas pendientes en lo económico –precios y salarios- y en lo social. Pero el Gobierno sigue unido, después del año más duro que pasó la democracia recuperada en el ‘83. Y eso es un mérito de los tres referentes y, especialmente, del Presidente.
No les hagamos el juego: el “fuego amigo” es mentira. El único fuego que se necesita es el que dé calor a los corazones argentinos frente a tanta resistencia opositora y frente a la dura y desgraciada realidad que nos rodea.